Que Colombia sabe a café no debería ser una sorpresa para nadie. Es un secreto a voces: los viajeros lo saben, los amantes cafeteros lo saben, cierta franquicia cafetera y su sirena verde lo saben (y muy bien, por cierto
Bogotá, la gran capital colombiana, también lo sabe – y lo quiere promulgar desde la cima de su cerro Monserrate, además de desde un buen puñado de cafés independientes que se dedican en cuerpo y alma al café local. Y con buena razón: por sorprendente que parezca, el consumo de café en Colombia es modesto comparado con otros países.
Mientras que en Brasil se consumen unos seis kilos por persona y año, y en Estados Unidos cuatro (según números citados por The Economist), en Colombia apenas llegan a un kilo y medio por persona y año (en España se consumen, de promedio, un kilo y 600 gramos por persona y año) – unos números muy discretos para el tercer mayor productor de café del mundo (después de Brasil y Vietnam).